Desde la entidad manifestaron que este incremento ha generado un impacto directo en el acceso a los mismos, con una disminución estimada del 17% en las ventas durante diciembre de 2023 y enero de 2024.

El informe indica que "la combinación de este panorama, con la reciente liberación de la venta de ciertos medicamentos sin receta médica, plantea un riesgo potencial de aumento en la adquisición de productos falsificados, lo que constituye una amenaza adicional para la salud de la población".

El presidente de la COFA, Ricardo Pesenti, señaló que los aumentos que oscilan entre el 60% y el 80% entre los meses de noviembre y diciembre. "Si tomamos los últimos cuatro meses es más del 100%, algo que obviamente está impactando sobre el consumo de la gente", dijo.

No obstante, señaló que "en enero se han frenado un poco esos aumentos, con un 12% y en febrero llevaban un 10%, por lo cual, con la inflación que hay, indica que es algo que se está corrigiendo, pero sigue por encima del IPC".

Pesenti atribuyó esta alza en los precios de los medicamentos a la desregulación impulsada por el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el cual, según él, "considera a los fármacos meramente como mercancía, sin reconocer su papel fundamental como bien social y esencial para el cuidado de la salud pública".

Además, enfatizó que la farmacia está siendo tratada como un simple comercio, en lugar de ser vista como una extensión vital de los servicios de salud.

Para el presidente de la COFA, "otro factor determinante en el aumento de los precios es la imposibilidad de las farmacias para atender a pacientes de obras sociales, ya que muchas de estas entidades están atrasadas en sus pagos".

En ese marco, Pesenti expresó: "Estamos pidiendo que la parte del DNU que aplica para el sector farmacéutico no se aplique, que se saque o derogue. Que sea una actividad regulada como fue siempre porque está definida como un servicio público y propio, tenemos casi la misma característica que los colectivos, no se puede dejar liberado al mercado".

Por otra parte, en relación con la notable disminución en las ventas, Pesenti aseguró que el 2023 terminó con 36 millones de unidades menos consumidas y destacó que esta reducción en el consumo es significativa, comparándola incluso con la crisis del 2001, aunque señaló que la situación actual es aún más grave.

En ese sentido, específico que durante el año pasado, hubo una baja en las ventas de diversos tipos de remedios. En primer lugar, los destinados a tratar afecciones del sistema respiratorio tuvieron una caída cercana al 15%, lo que se traduce en una reducción de aproximadamente 10 millones de unidades respecto al 2022.

En segundo término, los antiinfecciosos sistémicos, conocidos popularmente como antimicrobianos, registraron una disminución del 13%, equivalente a 4 millones de unidades menos vendidas en comparación con el año previo.

En tercera posición, la venta de hormonas, que decreció un 8,13%, así como en los medicamentos relacionados con el sistema nervioso, abarcando desde analgésicos como el paracetamol hasta psicofármacos, los cuales tuvieron una reducción del 7,21%, representando una pérdida de 9,5 millones de unidades.

Para completar el panorama, se constató una disminución del 6,12% en las ventas de fármacos destinados al tratamiento de enfermedades del sistema génito-urinario.