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River sufrió dos goles en dos minutos y se le escapó de manera increíble la final de la Copa Libertadores ante Flamengo
Internacionales - Deportes
23/11/2019 18:58:00
El Millonario ganaba con gol de Rafael Santos Borré y tenía el partido controlado. Sin embargo, dos fallas en el epílogo le arrebataron el título, que quedó en manos del conjunto brasileño

Se define la máxima competición de clubes de Sudamérica, con un partido que promete muchas emociones. El River Plate de Marcelo Gallardo, campeón defensor, se enfrenta al Flamengo de Jorge Jesús en el Estadio Monumental de Lima, donde se disputa la primera final de la Copa Libertadores a partido único en 60 años de historia.

La gran definición comenzó con un juego de espejos. Los dos equipos apelaron a una presión extendida para recuperar la pelota en campo contrario y mantenerse cortos, sin ofrecer espacios. Aún teniendo una leve preponderancia, el Fla ofreció algunas grietas entre líneas, que River amenazó con aprovechar en transiciones rápidas.

A los 14 minutos, el conjunto de Gallardo cumplió con el presagio: Enzo Pérez usufructuó un error de Filipe Luis y habilitó a Nacho Fernández, que desbordó con esfuerzo y envió el centro atrás arrojándose al piso; una asistencia-barrida que Matías Suárez dejó pasar para desorientar y que Rafael Santos Borré convirtió en gol con un remate rasante.

Con pelotas largas a las bandas o filtradas, River fue rompiendo el pressing del Mengao. También recuperó alto en más de una oportunidad, aguijoneando las dudas en la salida de su adversario. Enzo Pérez fue la bandera de la agresividad en el quite. Además, para llegar al área, los brasileños necesitaban de muchos más toques (o una esforzada apilada del inquieto Gerson) que los de Núñez.

A los 25′, en una recuperación acelerada, Suárez remató desde el borde del área, rebotó en un defensor y cayó en el techo del arco, en la segunda aproximación de la Banda. A los 36, Borré pivoteó tras una contra y Exequiel Palacios remató desde la puerta del área: la pelota pasó muy cerca de la valla de Diego Alves.

River redondeó una primera parte seria, en la que sacó ventaja de su experiencia en instancias decisivas (10 títulos en los últimos cinco años) y con el manual de Gallardo en los botines.

El segundo tiempo continuó con el mismo panorama. Un River aplomado sostuvo las riendas del desarrollo. Gabigol, bien contenido, recién consiguió rematar al arco al minuto de la segunda parte, con un intento que contuvo Armani sin problemas. El Millonario avisó dos veces; con una mediavuelta de Suárez y otro tiro lejano de Palacios.

A los 11′ del segundo tiempo, la primera gran polémica. Montiel quedó tendido en el área tras una pelota parada. Flamengo salió inmediatamente de contragolpe a pura velocidad por el carril que dejó huérfano el lateral. Bruno Henrique llegó a fondo, tiró el centro atrás y Gabigol buscó el arco, pero el balón se topó con la humanidad de De la Cruz. Del rebote probó De Arrascaeta y atajó Armani.

Más allá de los reclamos de River por la falta de solidaridad del Fla, el árbitro Roberto Tobar demoró el reinicio de las acciones porque el VAR chequeó la acción por un posible penal. En efecto, tras el tiro del centroatacante, la pelota dio fortuitamente en el brazo del uruguayo, que no intentó ampliar el volumen de su cuerpo, al contrario, intentó quitarlo. De no haber estado, la pelota hubiera dado en el torso; tenía otro obstáculo en el camino hacia el arco.

Con el correr de los minutos, la presión de River perdió intensidad, producto del desgaste que realizó en los primeros 60 minutos. Gallardo fue moviendo el banco para subir la barra de energía (sorprendió con Julián Álvarez por Nacho Fernández), pero Flamengo incluyó a Diego, un organizador de juego, y empezó a encontrar algo más de condimento en sus ataques.

Pero a tres minutos del final falló Pratto. De Arrascaeta se filtró por la izquierda y encontró a Gabriel Barbosa, que anotó el 1-1 cuando el Millonario parecía empezar a alzar el trofeo. Y 60 segundos después la pelota le volvió a quedar al centroatacante, que de derecha puso el impensado 2-1.

El Millonario va en busca de la quinta Copa Libertadores de su historia, tras las ganadas en 1986, 1996, 2015 y 2018, las dos últimas en el exitoso ciclo de Gallardo como entrenador. El Muñeco, quien era jugador del club cuando se ganó la de 1996, es el líder de una etapa dorada, colmada de laureles. Esta es su decimocuarta final en cinco años, habiendo ganado 10 de las 13 que disputó en todas las competencias.

Con Gallardo, además de las dos Libertadores, River ganó tres Recopas, una Copa Sudamericana, dos Copas Argentina, una Supercopa Argentina y una Suruga Bank. Su equipo se ha convertido en uno de los mejores de América y llega a la definición fortalecido tras eliminar en las semifinales a Boca Juniors, su más acérrimo rival, al que también venció en la última final.

“Flamengo es un muy buen rival, como lo somos nosotros para ellos. Somos dos muy buenos equipos, con las mismas chances, porque somos dos equipos similares en cuanto a funcionamiento y jugadores”, aseguró el DT de River, quien de ganar la final igualaría a su compatriota Osvaldo Zubeldía (Estudiantes de La Plata) con tres títulos de Libertadores como entrenador, quedando a uno de Carlos Bianchi (uno con Vélez y tres con Boca).

Pero enfrente estará el Mengão, que solamente ostenta un título campeón de la Copa Libertadores (1981), pero que este año ha construido un equipo de nivel europeo. El entrenador portugués Jorge Jesús logró en solo seis meses inyectar su filosofía de juego en un equipo de grande figuras como Rafinha (ex Bayern Múnich), Gabriel ‘Gabigol’ Barbosa (ex Inter de Milán), Felipe Luis (ex Atlético Madrid) y Giorgian De Arrascaeta.

El conjunto carioca, que está al borde de ganar el Brasileirão, arrastra un invicto de 25 partidos en todas las competiciones, y en su último partido a nivel internacional le aplicó un 5-0 al Gremio en el Maracaná. Con un estilo ofensivo, de buen toque de pelota y riguroso en defensa, el Flamengo aspira a su segunda corona continental después de 38 años.

“Sabemos que siempre es difícil jugar contra rivales argentinos en eliminatorias y, especialmente, en finales, pero mostraremos nuestra habilidad y mejoraremos nuestro estilo con toque rápido y velocidad en la circulación. Será un partido para la historia. Queremos la Copa”, señaló Gabigol, actual goleador de la Copa.

Se trata de un evento que paralizará al mundo. Con un despliegue de 4.000 policías para velar por la seguridad de las 80.000 personas que asisten al estadio que fue elegido sede tras las movilizaciones populares que se registran en Santiago de Chile, donde se iba a jugar en un primer momento.

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