Eran alrededor de las 4.30 cuando observaron extraños movimientos que hacía un vehículo por la zona. Al acercarse al coche (un Volkswagen Suran), uno de los policías constata, además, que una casa tenía su puertas abiertas.
El caso iba ganado suspenso e incertidumbre. Cuando los uniformados llegaron a metros del auto se dieron cuenta que su conductor estaba (también) uniformado. La sorpresa no terminó allí: en el interior de la propiedad había otros uniformados y cada uno de ellos tenía una capucha.
Aunque paradójica, esta escena quedó constatada en la denuncia que terminó con todos detenidos, pues esas inconsistencias y contradicciones en sus dichos dejaron expuestas las sospechas de los primeros agentes que patrullaban el barrio.
Los cuatro fueron trasladados a la comisaría 6°, con ayuda de las Agrupación Cuerpos, donde permanecen detenidos, sospechados de integrar una banda que se dedica a realizar entraderas.
Clarin.com.ar